No hay D10S que le entienda

Apenas ha pasado un mes desde el fallido burofax con el que Messi intentara desligarse del club y que posteriormente dio lugar a una entrevista donde daba una primera muestra de que él nunca tuvo verdadera intención de litigar con el club, sino más bien de buscar una alternativa tanto para el Barça, como para él. Mención aparte para el cúmulo de parches y nula planificación como se permitió subrayar.

Acorralado y ya sin temor de D10s, porque no hay redención posible a años de derribo, a Bartomeu se le ocurrió hacer el Don Tancredo (siempre ha preferido el inmovilismo para que los problemas se disuelvan en lugar de que se resuelvan) ofreciendo su cabeza, siempre y cuando Messi llegara a solicitarlo públicamente. Un regalo envenenado que Leo y su entorno (por una vez acertados y solos ante el peligro) no aceptaron, insistiendo en que no era un tema personal, sino institucional, aún cuando Messi dejó claro que el presidente faltó a su palabra de dejarle ir libre a final de temporada.

Moción de censura, D10S y el adiós de Suárez

Apenas unas semanas han pasado desde que se convocó una moción de censura donde la masa social del club, movilizada a través de las redes sociales, y para sorpresa de propios y extraños, decidió que valía la pena anticipar aunque solo fueran unos meses, unas elecciones a la presidencia ya anunciadas. Algo que puede parecer un ataque de incontinencia, pero que deja bien a las claras la voluntad de castigar la gestión Bartomeu y su junta, dejando el club en manos de una gestora y, más aún, asumiendo las cuentas del ejercicio actual.

Solo han transcurrido unos días desde que Luis Suárez recalara en el Atlético de Madrid, por tal de librarse del lastre de su ficha (y también de su menguante recorrido) ante el indisimulado lamento de su amigo Messi al que «ya no le sorprende nada«. Y todo ello con un Barçagate latente que no augura nada bueno y que arroja más sombras al panorama de incertidumbre que vive un club donde la dejadez de funciones (en el palco y en el campo) le está pasando factura del mismo modo que la COVID-19 ha evidenciado la necesidad imperiosa de liberar masa salarial, pasando de declarar récord de ingresos a regatear por Depay.

Un club, en definitiva, donde del inmovilismo se ha pasado abruptamente a una actividad frenética, con movimientos diarios en un intento desesperado por cuadrar cuentas y plantilla. Un club donde todo da la sensación de ser (que D10S me perdone) otro malabar más de un proyecto sin otro principio ni fin que el famoso tridente y triplete.

¡Es la red, idiotas!

No deja de ser curioso el papel que han jugado las redes sociales en todo este escenario. Su uso como plataforma reivindicativa, donde un simple emoticono se basta para señalar a alguien, ha sido inescrutable tanto para el club como para el propio Messi.

Hoy, tras la exclusiva de Sport, un Messi que se ha visto criticado por su forma de proceder pide ahora perdón «si es que se equivocó…«, pero dejando bien claro que lo hizo por el bien del Barça. Mientras, la actual junta, temerosa de que la votación avance como parece, lanza su particular grito de auxilio llegando incluso a llamar a los socios para notificarles que efectivamente votaron a favor de la moción de censura, en un ejercicio más que reprochable en contra de la Ley de Protección de Datos.

Quien me conoce de cerca sabe que nunca me creí que Messi tuviera verdadera intención de marcharse. Ahora, en contra de lo se indica al principio de la información de Sport, sigo dudando mucho que el nuevo mensaje de Messi sea conciliador, como se quiere hacer ver. Todo lo contrario: en un momento donde se están contando papeletas válidas, más parece un toque de atención en un momento calculado para que por fin acabe el ciclo de la nula planificación y llegue una nueva directiva con un plan que verdaderamente le permita ganar, porque Él solo es capaz de jugar para ganar y desde los 23 años (…), solo ha ganado una vez esa copa tan linda…

Independientemente de los malabares para liberar masa salarial y tratar de complacer a Koeman, lo malo de todo es que hoy por hoy no hay D10s que entienda a Messi, ya que hasta la fecha no ha manifestado su inequívoca intención de seguir en el Barça más allá del verano próximo. Y esto es malo porque da pábulo a dobles interpretaciones, por más que en la exclusiva de Sport se insista en dejar claro desde el principio que Messi entierra el hacha. Craso error, pues ya lo dice el refrán: «A D10s rogando y con el mazo dando«. Messi llama a la unión del barcelonismo, pero lanza el mensaje en un momento oportuno porque necesita ganar para cerrar su propia crisis.

Por tanto, cabe diferenciar la intención de Messi con su llamada a una paz social, con el hecho de que haya cesado sus ataques contra Bartomeu (y su junta), porque eso sería cerrar en falso la crisis institucional. Esa que según el propio Bartu no existe aun cuando probablemente le condene a irse, aunque sea tres meses antes.

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