Luis Enrique, Deulofeu, Cruyff y De la Peña

Ausentes Messi, Neymar y Luis Suárez en las primeras semanas de la pretemporada, la figura de Gerard Deulofeu se catapultaba, por fuerza, al primer plano. No tenía mejor escenario el canterano que estos primeros partidos para mostrarse al aficionado y, lo más importante, a su entrenador. Y, sin embargo, en Ginebra apenas jugó los últimos veinte minutos del partido ante el Nápoles.

Deulofeu no ha jugado de inicio porque aporta mucho en ataque, pero tiene que mejorar mucho en defensa”, argumentó después Luis Enrique para explicar su escasa visibilidad en el campo. Mientras Munir disfrutó de más de una hora, Deulo, el ‘señalado’, sufrió su primer desencanto.

Todavía en pretemporada y con apenas tres partidos amistosos disputados se aventura muy pronto para sacar ninguna conclusión. Ni en lo personal ni en lo colectivo, el Barça ha dado la medida de sus posibilidades, pero de la misma forma que con Bravo se ha constatado lo que se conocía desde su etapa en la Real Sociedad: que es capaz de lo mejor y lo peor, con Gerard acude la sospecha de la dificultad que tendrá su entrenador en domarlo.

Jugador especial, dotado de una calidad excepcional y un carácter muy suyo, Deulofeu devuelve al primer plano a otro canterano cuya eclosión en el Barça fue brutal. Y cuya relación con su entrenador fue explosiva. Iván de la Peña y Johan Cruyff.

Del centrocampista cántabro hay quien mantiene que fue el mejor producto de La Masía hasta la aparición de Leo Messi. Pero Iván, por cuestiones varias, nunca acabó de cuajar en el Barça. Su eclosión en el primer equipo, en la última temporada de Cruyff, fue sencillamente bestial. Lideró a una generación que se quedó a medio camino, hundida por la guerra civil que vivió el club pero dejó para la historia actuaciones estelares… Y polémicas de órdago con el entrenador en primer plano.

La técnica de De la Peña es mediocre. Sólo juega con una pierna y Ángel Mur, con 53 años, es mejor que él porque juega con las dos” le disparó Cruyff en septiembre de 1995, cuando la figura de Iván empezaba a ser gigantesca a ojos de la afición y los medios. Johan cuestionaba sus lagunas defensivas, su nulo juego de cabeza… Su anarquía en el campo. “Hay que buscar un equilibrio y no quiero que le hundan porque el Barça puede tener un jugador fabuloso para diez años”, sentenció el entrenador holandés cuando aquella temporada 1995-96 estaba aún comenzando.

Lo que ocurrió con el paso de los meses es otra historia. Las diferencias entre ambos llegaron al punto que Johan le dejó fuera de la convocatoria para la final de la Copa del Rey que el Barça perdió ante el Atlético de Madrid en Zaragoza o del once que fue eliminado en las semifinales de la Copa de la UEFA por el Bayern. Tan amigos en la actualidad, De la Peña, en aquellos días, no entendió las razones de Cruyff. Luego su representante le hizo (y se hizo) de oro con el traspaso a la Lazio y su carrera deportiva fue diferente a lo que se pudo esperar cuando comenzaba.

De la Peña y Deulofeu. Cruyff y Luis Enrique. Hay quien ve en el entrenador asturiano tics más cruyffistas que guardiolistas en su apuesta futbolística. Lo que parece claro es que mientras a Pep no se le recuerdan palabras altisonantes o avisos a sus jugadores como los que repetía Johan (quizá a quien más señaló de palabra fue a Piqué pero de manera muy fina), Lucho solamente ha necesitado tres semanas para dar el primer toque de atención, directo e indisimulado, a uno de los suyos.

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