La selección de Argentina no puede quejarse del grupo que le tocó en suerte el pasado mes de diciembre. El grupo F es el más asequible del Mundial –sólo el grupo de Francia puede discutirle protagonismo en ese apartado– con selecciones que prácticamente no tienen ninguna opción (Irán y Nigeria) y la que, a buen seguro, le presentará mayor dificultad en el día del debut de la albiceleste: Bosnia y Herzegovina.
ARGENTINA
Al igual que en el pasado Mundial de Sudáfrica, donde sumaron los nueve puntos posibles en la fase de grupos, Argentina está casi obligada a igualar ese registro. Impecables en la fase de clasificación –primeros de grupo–, la albiceleste se presenta en Brasil con su potente línea ofensiva al completo: Higuaín, Di María, «Kun» Agüero, Lavezzi y Messi suponen la mayor amenaza para cualquier entramado defensivo de cuantos participan en la competición.
Las dudas las ofrece en el centro del campo. Con la no inclusión de sus jugadores más creativos –Pastore y Banega– la medular argentina queda a expensas de jugadores veteranos de un perfil más destructivo como Mascherano, Gago o el benfiquista Enzo Pérez. Esa carestía de calidad y toque en la zona de creación provoca que jugadores como Agüero, Messi o Di María tengan que bajar unos metros para armar ellos mismos el ataque.
En defensa, Sabella ha apostado por la veteranía de hombres ya consagrados como Ezequiel Garay, Zabaleta, el napolitano Fede Fernández, Demichelis, el interista Campagnaro y la confirmación de dos defensas emergentes como Basanta y Marcos Rojo, que se ha ganado un lugar en la selección gracias a su excelente campaña en el Sporting de Lisboa.
BOSNIA Y HERZEGOVINA
Los balcánicos ya hicieron historia al clasificarse, por primera vez, para la fase final de un Mundial. Ibisevic fue el héroe del equipo al lograr contra Lituania el gol que certificaba el pase. Cuentan con un bloque trabajado, compacto y con un buen equilibrio en todas sus líneas. El nivel de sus jugadores más destacados –Dzeko, Pjanic e Ibisevic– mezcla muy bien con la experiencia de hombres ya curtidos en ligas de gran nivel que, como Spahic, Misimovic, Salihovic o Lulic, se manejan perfectamente en la alta competición.
Sobre el papel, se jugarán la plaza que da acceso a la siguiente fase con la selección de Nigeria.
NIGERIA
El seleccionador Stephen Keshi realizó una limpia importante en el equipo dando paso a una nueva generación que ha acabado por asentarse en la selección. Con Victor Moses (Chelsea) como gran referente y la adición de las jóvenes promesas como Omeruo, Onazi y Musa, Nigeria intenta consolidarse a nivel mundial después de haberse proclamado campeón de la Copa de África en el 2013.
Excesivamente dependiente del músculo sin brillantez técnica del sempiterno Obi Mikel, Keshi intenta conjugar la presencia física del también jugador del Chelsea con la calidad de Onazi, Musa y Moses, futbolistas de mayor poder creativo. En ataque jugarán sus bazas con dos tanques de físico portentoso y gran velocidad: Ideye Brown y Emenike.
IRÁN
Es posiblemente la «Cenicienta» de este Mundial y la que presenta un menor nivel técnico de todas las presentes. Participan en su cuarto Campeonato del Mundo desde que debutaran en Argentina en 1978 y en ninguna de sus presencias ha podido superar la fase de grupos. Su mejor actuación se produjo en el Mundial de Francia en 1998, con aquella la simbólica e histórica victoria ante Estados Unidos.
El seleccionador es un viejo conocido de la afición española: Carlos Queiroz. También lo son dos de sus jugadores referentes, el ex mediocentro de Osasuna Nekounam, que a sus 33 años y tras regresar a la liga de su país afronta la aventura mundialista en la recta final de sus carrera, y el jugador de Las Palmas, Masoud. Otra de las estrellas que enfila la cuesta abajo de su trayectoria deportiva es el veterano jugador del Fulham, Dejagah. De la nueva generación emergente destaca el delantero afincado en Bélgica, Reza Ghoochannejhad y Andrani Teymourian, hombre clave en el centro del campo.