El Barça de baloncesto se alzó con el primer título oficial del año tras ganar a Gran Canaria en semifinales y a Unicaja en la final. No, el Madrid no llegó porque había sido derrotado por los malagueños, pero pese a todo, ni el Madrid parece ir hacia abajo (o al menos no es suficiente la derrota), ni el Barça parece más fuerte que el año pasado. Es demasiado pronto y, tal y como está la plantilla, Pascual puede tener los mismos problemas de los últimos tres años.
En Europa se juegan 40 minutos y dos partidos por semana, algo que al señor Pascual le parece muchísimo y de lo que se queja desde hace tres o cuatro años. Por eso obliga al club a que le confeccione una plantilla de 14 jugadores profesionales con los que afrontar con garantías todo el año. Obviamente, tener un roster tan amplio y tan pocos minutos para repartir hace que haya jugadores que nunca cojan ritmo competitivo y que parezcan peores que cuando se les fichó.
Ejemplos hay muchos; seguro que alguno les sonará. La causa, aparte de los pocos minutos de que se dispongan, es la indefinición de roles de la que ha hecho gala Xavi Pascual. A día de hoy y después de estar tres años en el equipo, Abrines aún no ha encadenado diez partidos por encima de 25 minutos, una dinámica casi imposible de romper si cuando tras un partido bueno, al siguiente juegas menos. Con Pau Ribas y Oleson como presumibles titulares, con el «eterno» Navarro en plantilla, más Perperoglou, se antoja difícil imaginar a Abrines superando los 20 minutos con asiduidad.
Lo mismo puede decirse en la pintura. El Barça cuenta con seis hombres, cuatro curtidos y dos promesas. Tomic es el mejor pívot de Europa y siempre está cerca de los 25. Eso deja 55 minutos para tres jugadores curtidos y los dos jóvenes. Doellman está acostumbrado a ser referente y a jugar mucho y eso se notó el curso pasado: cuanto más jugaba, más confianza y mejor rendimiento ofrecía. Samuels es veterano y puede asumir jugar menos, pero Lawal tiene hambre y habrá que ver cómo responde a jugar entre 10 y 15 minutos por partido.
Esos minutos ya los firmarían Vezenkov y Diagne. Su juventud así lo sugiere. La pregunta es ¿los tendrán? Difícil. Y si no los tienen, será imposible que progresen y que luego quieran quedarse en el club, ya que ambos son seguidos por la NBA. Lo mismo que el sueco Eriksson, quien después de jugar muy bien en las semis, solo disputó 2 minutos en la final. Otro que lo va a tener difícil para poder jugar.
Por mucho que intentemos hacer un esfuerzo, no comprendemos la sobredimensión de la plantilla. Al menos, este año está más equilibrada que en el pasado. Músculo y fundamentos en la pintura, versatilidad en el perímetro y buen equilibrio entre el físico y talento de Satoransky con la experiencia y liderazgo de Arroyo. Aunque tal vez convendría tener en cuenta que Arroyo puede no ser un buen segundo base, algo que perjudicaría a Sato, que va camino de ser uno de los mejores bases de Europa, si no lo es ya.
Con diez hombres «curtidos» más dos promesas para que se formen con minutos, habría suficiente. Sobre todo si en la cantera se recurre a hombres como Barton o Lakovic, quienes podrían servir en caso de emergencia extrema. O no, porque ya se sabe que, a la que haya dos lesionados, a pesar de tener tantos jugadores, siempre se terminará fichando. Y si se pierde, llorando.