El Barça se ha clasificado para las semifinales de la Copa del Rey tras vapulear al Sevilla en el Camp Nou por 6 goles a 1.
Valverde quería la Copa y no reservó a nadie. Consciente de la necesidad de dominar el balón como elemento indispensable para intentar revertir el 2-0 del partido de ida, el técnico extremeño dejó a Arturo Vidal en el banquillo para dar entrada a Arthur Melo, el brasileño tranquilo, el del imán en las botas. Pero por encima de todo, había un futbolista sobre el verde a quien no le gusta perder. Un tal Leo Messi. Y cuando a Messi se le mete algo entre ceja y ceja y se ve acompañado de tipos capaces de mover el balón con criterio, lo más probable es que se salga con la suya.
Salió enchufado el equipo de Valverde y con una movilidad a la que nos tiene poco acostumbrados en los últimos partidos. Los primeros minutos sirvieron para ver a los jugadores intercambiar posiciones constantemente, intentando desorientar a los tres defensas del Sevilla y, sobre todo, a dos carrileros que defienden mucho peor de lo que atacan. Y uno de ellos, Promes, cometió un estúpido penalti sobre Messi. Corría el minuto 11 y el argentino delegó en Coutinho el lanzamiento. El brasileño no lo desaprovechó e hizo subir el primer tanto al marcador y, de paso, su autoestima, reflejada en una más que aceptable actuación.
El Sevilla no se amilanó y puso a prueba a Cillessen con un magnífico remate de espuela de Sarabia que el holandés desvió lo suficiente para que el balón besara la base del palo. Un minuto después, el guardameta suplente volvió a reivindicarse deteniendo, con una estirada asombrosa, un lanzamiento de penalti de Ever Banega tras una caída en el área de Roque Mesa. El susto supuso una inyección de adrenalina para el once de Valverde, que tuvo el segundo gol en las botas de Messi, aunque toparon con los guantes de Soriano.
Nada pudo hacer el portero sevillista para detener el toque sutil de Rakitic que convertía en asistencia de gol un pase filtrado por Arthur Melo hacia el croata, incorporado desde segunda fila. 2-0, eliminatoria igualada y a la caseta.
La reanudación dejó entrever un Sevilla más ambicioso, pero el Barça no estaba para tonterías y en dos minutos, entre el 52 y el 54, acababa de romper el partido gracias a un cabezado de Coutinho y a un tanto de Sergi Roberto, que finalizaba una jugada iniciada por él mismo. Era el equipo de Valverde un vendaval, y así jugó hasta que, a la hora de juego, comenzó a agotarse la gasolina.
Incapaz de generar peligro, solo un error azulgrana podía meter al Sevilla en el partido. Y llegó de quien menos podía esperarse. Una mala salida de balón por parte de Cillessen permitió a los andaluces recuperar la pelota para que Arana, con un disparo seco desde la banda izquierda, pusiera el 4-1 en el marcador. A partir de ahí, el encuentro entró en una fase de ida y vuelta donde hubo más inquietud que riesgo real. El Sevilla dominaba la pelota pero no acababa de disparar, mientras en la portería contraria Messi fallaba lo que no suele perdonar.
Ocurre que dejar espacios a un equipo que cuenta con dos tipos que han marcado más tantos que muchos equipos de primera división no suele ser buen negocio. Y cuando el partido agonizaba, Suárez y Messi dejaron su rúbrica en el 6-1 final apoyados por sendas asistencias de Jordi Alba, ese puñal que, con el 18 a la espalda, tiene el Barça en el flanco izquierdo de su defensa.
Los 58.050 espectadores que decidieron acudir al Camp Nou presenciaron 70 excelentes minutos de un equipo que vuelve puntual a su cita con las semifinales de la Copa del Rey mostrando, además, una muy buena imagen.