Trabajar en la secretaría técnica del Barça es una de las tareas más complicadas -y a menudo- más infravaloradas del contexto futbolístico. Todo el mundo se ve capacitado para recitar de manera ininterrumpida cuáles deben ser las incorporaciones que debe afrontar el equipo cada verano. La realidad, sin embargo, después es tozuda e incorporaciones que parecían sencillas acaban convirtiéndose en un verdadero quebradero de cabeza debido a cuestiones que son difíciles de prever con anterioridad.
Uno de los casos más recientes es el de Coutinho. Cuando empezó a surgir la rumorología asociada a cualquier incorporación mediática, buena parte de la opinión pública era favorable a su fichaje. Solo pocos sectores del entorno barcelonista se mostraban escépticos en relación a su aclimatación en la zona medular del equipo cuando en el Liverpool se había convertido en una pieza fuerte en la línea atacante. Al final el jugador no ha encontrado su lugar, y a pesar de dos o tres actuaciones memorables, se encuentra bloqueado. Un bloqueo anímico y físico que lo devalúa partido tras partido.
Triunfar en el Barça no es una cuestión menor, y a la hora de incorporar piezas se deben tener en cuenta una serie de intangibles para intentar que encajen dentro de un ecosistema único en el mundo. El club catalán se ha mostrado muy influido por la herencia de Cruyff y el juego de posición en esta última etapa. Un modelo que se ha ido diluyendo con el paso de los años, pero que ha copado de títulos las salas del museo blaugrana. Cabe recordar que el Barcelona está firmando un campeonato brillante y sigue aspirando a lograr algunos de los títulos más importantes del curso. Este fin de semana tiene un choque importante ante el Betis, el feudo bético es siempre un escenario complicado, a pesar de ello el Barcelona parte como favorito si analizamos las cuotas y pronósticos.
Para intentar recuperar de manera plena este fútbol total que deslumbró a los amantes del deporte rey, se han realizado una serie de incorporaciones estratégicas. Concretamente, dos nombres que pueden vestir la camiseta azulgrana durante casi una década y no existe ningún contratiempo que pueda frustrar su carrera deportiva.
El primero de ellos es Arthur Melo, una pieza que se ha demostrado como clave en los últimos partidos del Barça. Messi no fue osado cuando decidió compararlo con uno de los mitos por excelencia de la historia azulgrana, como es el caso de Xavi Hernández. Ciertamente, su despliegue sobre el terreno de juego recuerda mucho al del egarense. Arthur ha conseguido dotar del tempo requerido a cada partido y se ha convertido en una pieza muy apreciada por la parroquia culé. Hay que recordar que el futbolista solo tiene 22 años, y ya se muestra sobre el terreno de juego como un veterano. Lejos de las estridencias que a menudo han caracterizado a algunas de las últimas estrellas cariocas, el jugador tiene los pies sobre la tierra.
El segundo nombre guarda relación con uno de los ejes piramidales del Barça: la Masía. Hablamos de Carles Aleñá. El jugador mataroní se ha formado en las categorías inferiores de la entidad barcelonesa y entiende el juego del equipo de manera casi innata. Con 21 años y todo un futuro brillante por delante, debe ser la segunda pieza que lidere el juego del Camp Nou en los próximos años. La regeneración deportiva que tocará realizar cuando la generación del mejor Barça de la historia se apague, deberá contar con él de manera ineludible.
La última arista del triángulo, la conforma un jugador que cuenta desde ya con la aprobación de todo el entorno barcelonista. Y es sorprendente, ya que todavía no ha vestido ni un minuto la camiseta azulgrana. Hablamos de Frenkie De Jong, una incorporación que fue anunciada a media temporada y que debutará a partir de la siguiente. Un fichaje de una trascendencia muy alta debido a su contenido inequívocamente estratégico. El jugador viene avalado por su brillante actuación en el Santiago Bernabéu, su exhibición con la camiseta del Ajax ya se ha interpretado como el primer servicio hacia el club catalán. Su estilo de juego, pausado, polivalente y con criterio, es idóneo para el Barça. Su edad, 21 años, también es la perfecta para pulir su potencial y convertirlo en una pieza notable del futuro FC Barcelona.
De Jong, Aleñá y Arthur, tres jugadores que bordean la veintena y que jugarán juntos a partir de la próxima temporada. Una generación que está invitada como mínimo a intentar recuperar el juego vistoso y agradable que ha deslumbrado a una generación de seguidores barcelonistas. El tiempo nos confirmará si las apuestas de futuro se han convertido en realidad.
Foto: Ayman.antar7