El Barça de Xavi se hace con el derbi

Los tres puntos del derbi se quedaron en casa y Xavi arrancó con buen pie su periplo al frente del Barça gracias a un solitario gol de Memphis.

Tras dos semanas de festivales de ilusión aderezados con no pocas dosis de nostalgia, el público del Camp Nou pudo finalmente ver a Xavi Hernández en el banquillo azulgrana. La carta de presentación del técnico egarense fue toda una declaración de intenciones: ocho jugadores criados en La Masia y uno de ellos, Ilias Akhomach, ocupando una de las posiciones de ataque. El joven de Hostalets de Pierola, de solo 17 años, debutaba con el primer equipo para acompañar a Memphis y Gavi ocupando el extremo derecho.

Había expectación por saber si el trabajo de los últimos días en la ciudad deportiva se plasmaría en una mejora en el juego del equipo. Y lo cierto es que el Barça saltó al campo con los conceptos claros: extremos abiertos para ensanchar el campo y dar espacio a los interiores, una muy bien planteada presión alta y un peso táctico que llevaba meses sin aparecer por el estadio.

La primera mitad acabó sin goles porque el equipo azulgrana tiene una alarmante falta de aquello que antes se llamaba punch. Con Ansu y Braithwaite lesionados, el Kun sin saber si volverá a jugar al fútbol y un Luuk de Jong que parece contar –con razón– más bien poco, el Barça carece de la pegada que siempre le caracterizó.

El equipo de Xavi domina, mueve el balón con cierta rapidez, tiene claro que su juego parte de la ocupación de las posiciones y presiona para atosigar al rival, hoy más favorecido que nunca por el planteamiento excesivamente defensivo de Vicente Moreno, que aun así tuvo en las botas de Raúl de Tomás la posibilidad de irse al descanso por delante en el marcador. Pero ni él ni antes Gavi, Ilias o Nico acertaron con sus respectivos remates.

El debutante dejó su puesto a Abde, que aún no había tocado el balón cuando Gavi sacó su varita mágica para filtrar un pase a Memphis, que cayó derribado por Cabrera. Del Cerro Grande señaló un penalti que no desmintió el VAR y que transformó el delantero neerlandés para poner en ventaja a un equipo que llevaba tiempo mereciéndolo.

Controló el Barça el partido hasta que se le acabaron las pilas, demostrando una vez más que el escaso trabajo de los últimos meses es un escollo más a salvar por parte del nuevo equipo técnico. El Espanyol, romo hasta entonces, tuvo en las cabezas de Raúl de Tomás y Dimata la opción para sacar algo del Camp Nou, pero un año más salió del feudo blaugrana sin un premio que tampoco mereció.

Dejó buenas sensaciones el equipo de Xavi en su debut justo antes de afrontar la primera gran final de la temporada ante el Benfica, que marcará el devenir de un curso que empezó mal, se puso aún peor y ahora parece relajar el puño.

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